lunes, 23 de febrero de 2015

Primeras críticas a Tsipras y a Syriza por su postura en la negociación europea

Miles de griegos salen a la calle en apoyo de Tsipras en su batalla con Europa

El Primer Ministro griego, Alexis Tsipras, se vió obligado a tomar una “decisión salomónica”, como lo describe el diario, Ekathimerini. Ceder, y retirar algunas líneas rojas ante los socios europeos, a cambio de garantizar la asistencia financiera del país. Una píldora difícil de tragar y que no todo el mundo entiende dentro de su propio partido, Syriza.

El diputado europeo y decano de la izquierda griega Manolis Glezos, de 92 años, ha pedido “disculpas ante el pueblo griego por haber participado en esta ilusión". Glezos es un símbolo nacional, y todos los griegos tienen en la retina su imagen, de joven, retirando la vadera nazi del Partenón.

Los medios helenos aseguran que en las filas de Syriza se especula con pedir un referéndum en el caso que el pacto de reformas presentado al Eurogrupo, impida poner en práctica el programa electoral con el que se llegó al poder. El ala más a la izquierda de Syriza constituye cerca de un 30% del partido, según el diario Liberation. Su peso es tan relevante como que Tsipras necesitará sus votos para sacar adelante las reformas previstas. Precisamente, Panayotis Lafanis, ministro de Reconstrucción Productiva, Medio Ambiente y Energía y miembro de esa sección más radical de Syriza, ha advertido sobre los compromisos que se pueden sellar.

El portavoz del Gobierno griego, Gabriel Sakellaridis, ha revelado que están manteniendo contactos con los acreedores internacionales para asegurarse que la lista de reformas que debe presentar Atenas este lunes sea aceptada.

"Incluirá reformas contra la evasión fiscal y la corrupción para que los impuestos se distribuyan de una manera más justa en términos sociales", ha explicado Sakellaridis en declaraciones a la televisión Skai.

Sakellaridis ha indicado que el listado de reformas aún no ha sido remitido a Bruselas, pero estará enviada antes de que concluya este lunes, tal como se pactó el pasado viernes en el Eurogrupo a cambio de prorrogar cuatro meses el rescate.

Atenas trabajaba este domingo en la lista de reformas que debe presentar antes del lunes a sus socios de la eurozona para lograr el visto bueno a la prolongación del plan de ayuda, pero sin traicionar sus promesas electorales.

El gobierno de izquierda radical se resignó a colaborar con sus acreedores de la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero intentará aprovechar el escaso margen de maniobra que le concedieron sus socios de la eurozona.

"Los textos europeos siempre tienen una imprecisión creativa", aseguró Giorgos Katrougalos, ministro griego de la Reforma de la Administración en una radio local.

El ejecutivo de Alexis Tsipras consiguió la posibilidad de presentar su propia lista de reformas a la eurozona antes del lunes por la noche. Ahora espera cierta tolerancia que le permita librarse de varias obligaciones impuestas por sus acreedores, siempre y cuando se preserve el equilibrio de las finanzas públicas.

"Hay temas de soberanía que dependen de la política interior y que son innegociables", avisó este domingo el ministro de Estado Nikos Pappas, mano derecha de Tsipras.

Tras las duras negociaciones entre Grecia y la Eurozona, el viernes en Bruselas, Atenas intentaba dar una interpretación positiva del difícil compromiso que alcanzó para lograr cuatro meses adicionales de financiación, hasta junio.

"Estamos al principio de una nueva fase", afirmó Pappas, que considera que los cuatro próximos meses permitirán que el nuevo gobierno demuestre la credibilidad de sus reformas.

Tsipras aseguró el sábado que había "ganado una batalla", en un discurso que oscilaba entre la defensa de un acuerdo que "deja atrás la austeridad, el memorando, la troika" y la lucidez sobre la "batalla larga y difícil" que espera a Grecia.

Las cuestiones relativas a los derechos y condiciones laborales son temas "de política interior", insistió Pappas.

En este ámbito, el gobierno se comprometió a restablecer las convenciones colectivas, sustituidas por la regla de los contratos individuales en los últimos años, un sistema que protege menos a los empleados.

Ahora bien, según los términos del actual plan de rescate, Grecia debe acelerar la desregulación del mercado laboral y reformar el derecho sindical.

La subida del salario mínimo, de 580 a 751 euros, que forma parte de las promesas de campaña, se llevará a cabo de "forma progresiva", explicó Pappas.

El ministro descartó, asimismo, nuevas rebajas de los salarios de los funcionarios y de las pensiones, a pesar de que el anterior ejecutivo se había comprometido a bajar estas últimas y a suprimir las jubilaciones anticipadas antes de los 62 años.

Según el semanario To Vima, las medidas propuestas el lunes por Grecia dejarán a un lado el déficit del sistema de seguridad social, ya que el gobierno desea ganar tiempo sobre esta cuestión, que sus acreedores consideran prioritaria.

Los otros 18 ministros de Finanzas de la eurozona estudiarán la lista de reformas el martes, en una reunión telefónica del Eurogrupo.

Atenas espera convencer a sus socios con un compromiso detallado de lucha contra la evasión fiscal y la corrupción.

Para que el nuevo plan de financiación sea efectivo, los Parlamentos de varios países, entre ellos Alemania, deberán aprobarlo antes del 28 de febrero.

Atenas tendrá que negociar un nuevo acuerdo de financiación con sus acreedores antes de finales de junio.

"Al cabo de estos cuatro meses, plantearemos la cuestión de la deuda" pública, avisó Katrougalos. El gobierno intenta reestructurar el pago de la deuda de unos 320.000 millones de euros, 175% del PIB, cuyo peso lastra el presupuesto del país y su capacidad de financiación en los mercados.


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